Porque el amor no fue lo que creímos
y las noches de pasión
fueron dos cuerpos,
sudorosos y hambrientos
en la cama,
cansados de luchar contra los vientos.
Porque fueron los besos
sólo un intercambio
de saliva –o eso es lo que dices-
con el gusto
del vino peleón del abandono
y las caricias el rastro de otras manos
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