Un premio sin fiesta de entrega, sin alfombra roja y –sobre todo– sin televisación, a esta altura de los tiempos deja de ser un premio, como la industria del entretenimiento manda, para pasar a ser un punto en el currículum de los ganadores. Eso fueron, este año, los Premios Gardel. La gripe A les sirvió tanto a la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas, entidad encargada del galardón, como a Luis Alberto Spinetta, gran ganador de este año, e histórico ausente en este tipo de movidas, para prescindir de la ceremonia de entrega, que años anteriores se desplegó en el Gran Rex o el Luna Park. Así las cosas, la edición de este año dictaminó vía mail que Spinetta es Gardel de Oro, y el ganador de cuatro premios más, seguido por Pedro Aznar, con tres estatuillas. Leer nota
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