La puesta en escena no puede ser más surrealista. Un colorido edificio coronado por huevos gigantescos a través de los cuales se perciben las siluetas de una veintena de maniquíes déco. Entre los muros, el genio de Dalí sigue más vivo que nunca. Éste fue su hogar desde la muerte de Gala y allí está enterrado. El antiguo teatro de Figueres, sede de la Fundación Gala-Dalí, inaugurado en 1983 a mayor gloria de Salvador Dalí (1904-1989), no es sólo una performance continua del artista más popular del siglo XX, sino que, con el paso de los años, se ha convertido en uno de los museos privados que más visitas registra (una media de 6.000 personas diarias, frente a las 8.000 que tiene el Prado) y que más beneficios genera (4.429.000 euros, según la última memoria). Leer nota
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