El “testigo mudo e invisible” del rock habla de su paso por Soda Stereo y los Ratones, de su vínculo con García, del reviente, de su costado gastronómico y televisivo y de Macri.
Charly García te definió como “testigo mudo e invisble”.
Nunca le pedí nada a García, y tengo una relación que va mucho más allá de la música. Una relación de años, de cosas que pasaron. El fue capaz de decirme “te quiero”. Mi relación con García empezó como audiencia. Fui público de Charly, de Pappo y de Spinetta. Yo era muy abierto, a mí me gustaban los tres.
Empezaste tomando clases con Diego Rapoport, que en ese momento era...
¡Era integrante de Spinetta Jade!
Sin embargo no terminaste tocando con Luis sino con Charly.
Pero Spinetta me hizo dos regalos terribles en mi vida. Uno, me llamó pidiéndome disculpas por el atrevimiento, pero quería saber si al pulpo le podía poner tomillo. Eso fue como invitarme a tocar con él. Y dos: me lo trajo a Rapoport, a mi maestro, a comer acá, a mi restorán. Comimos los tres. Pensá que yo había tomado clases con un músico de primera que había puesto un avisito en la revista Expreso Imaginario. Un año y medio de formación musical. Eso fue todo.
Increíble lo tuyo.
Rapoport me introdujo dándome los acordes que se usaban. Yo no sabía nada, y de golpe tenía la info directa. Tuve la suerte de ver el aviso. ¡Imaginate! ¡El pianista de Spinetta dando clases. Leer nota aqui
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