Un clic mental determinó un cambio de perspectiva: de "laburante" a artista. Cantor, arreglador de voces, compositor por encargo, y finalmente, intérprete de su propia obra. Alejandro Balbis transitó las etapas en ese orden y tardó casi tres décadas en "autoconvencerse" de que podía armar un proyecto propio. Un proceso tardío, aunque acertado, que derivó en la concreción de El gran pez, su primer disco solista.
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