Quien quiera y desee escribir, puede empezar a correr. O a jugar al fútbol, o practicar algún deporte que le llene el alma. La relación entre literatura y deporte no es nueva, menos la que existe entre fútbol y palabras. Si bien es una relación conflictiva para algunos escritores e intelectuales; para otros –y para la realidad misma – es una pareja muy saludable. Cómo un matrimonio, atravesaron crisis y procesos económicos, se alejaron y volvieron a juntarse pero nunca pudieron distanciarse.
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