Cualquier artista desearía estar en el principio de todo, fundando un movimiento, trazando la historia con el canto. Es lo que le pasó a Mercedes Sosa cuando inauguró una nueva era para el folklore poniendo su voz al servicio del movimiento del Nuevo Cancionero, en 1963. Así de fundacional, con todo el grito de la tierra clamando por salir de su garganta, revolucionaria y poética, se la escucha de nuevo en
Zamba para no morir (himno del Nuevo Cancionero), que abre aquel debut discográfico para el sello Philips en 1966.
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