Se explica la saña con que la Casa Blanca persigue a Wikileaks: las amenidades han quedado atrás y ahora sirve el primer plato. Y no se crea que el paquete de chismes, groseros o divertidos, ha dejado de causar impacto. Trascendió que Obama proyecta cambiar personal de las embajadas que produjeron más irritación a diferentes gobiernos. El Departamento de Estado, el Pentágono y la CIA han comenzado a estudiar los reemplazos necesarios.
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