En la puerta de Doña Manolita el remolino de gente es casi obsceno. Ya no valen las colas, también se congestiona el paso por los selfies que se hacen los ilusionados navideños en la puerta de una de las administraciones favoritas de España.
Unos metros más lejos, en la calle Preciados, también hay una cola kilométrica. Son padres con sus niños, carritos, bollos y juguetes que esperan para entrar a la tienda de libros y música Fnac, donde en la tarde del sábado el cantautor Ismael Serrano demostró que cuando hay algo que contar da igual el género. Hoy dejó la música (o no tanto) para presentar su primer libro infantil: "La niña que hablaba con los árboles" (Frida). La sala de la tienda se llenó en un suspiro y, esta vez, no de jóvenescon taquicardia gritándole“guapo” al cantautor sino niños que ocuparon sin pensarlo la primera fila para que Serrano les lea el cuento y que se atrevieron también con las percusiones cuando el cantautor cogió la guitarra. De fondo, Mar Blanco, la ilustradora de esta pequeña y entrañable obra hacía dibujos “en vivo”. Nota aquí.
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