De vuelta luego de una fugaz visita a su padre en Irlanda, Diana Krall eligió el entorno semirural de la isla de Vancouver, donde pasó su infancia y su adolescencia, para conceder entrevistas acerca de su nueva gira. Flota algo de añoranza, de
homesickness , en el periplo. En su vieja casa es prácticamente de noche y nada cuesta imaginarla sentada al piano, cerca de la ventana, con un inalámbrico en mano, mirando de soslayo los frondosos arces, pinos y abetos que pueblan la vegetación isleña.
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