"¡Mirá qué rockero!", dice alguien en la platea cuando ve a Jorge Drexler que se lanza a la improvisación con un tema que no está en la lista de canciones previstas para el show y que, en realidad, no recuerda bien. La letra aparece más o menos fácil, pero a los acordes los tiene que rescatar desde el fondo de una profunda laguna. Lo curioso es que, lejos de preocuparse, el músico se deja llevar por la situación que termina transformada casi en un paso de comedia del que sale totalmente airoso. Nota completa
aquí.
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