Poeta y narrador, el autor de “Doña Soledad”, “El violín de Becho” y “Zamba por vos” se desempeñó como cronista en el semanario uruguayo Marcha, entre mayo de 1965 y junio de 1966, donde publicó una treintena de reportajes. El joven Alfredo había incursionado en la locución a los 19 años, período en que supo combinar su voz de barítono con sus “caprichos de libre pensador congénito”, como a él le gustaba justificar su destino y sus dificultades. Es que en Zitarrosa, además del cantor y el militante, están el locutor y el cronista de Marcha, y de otros medios que le dieron cobijo en su exilio emprendido en 1973, una vez confirmada la prohibición de su canto. Porque Zitarrosa, claro, era el cantor del pueblo. Sus profundas letras, empapadas de un crudo realismo, como “Stefanie”, “Guitarra Negra”, “Adagio de mi país”, “Doña Soledad” y “El violín de Becho”, entre muchísimas más, tienen su antecedente: en 1958 había sido galardonado con el Premio Municipal de Poesía. Leer nota
No hay comentarios:
Publicar un comentario