Ya que la cita es a las 5 de la tarde en la casa de María Elena Walsh, no está mal salir con tiempo para honrar así la puntualidad de la que la hora del té es sabido arquetipo. Pero por la impaciencia y la celeridad del colectivo y el risueño desgano que provoca la idea de repetir esa escena de adolescencia en la que María Elena es invitada a tomar el té a casa de los Bioy Casares, y porque llega tempranísimo, decide dar varias vueltas a la manzana antes de tocar el timbre...
Leer completo
No hay comentarios:
Publicar un comentario