Muy bucólica, ella aparece entre árboles y hojas caídas, con un vestido blanco amplio y largo, a lo hippie. Toca la bandurria, instrumento del clan del laúd, y no está en el foco de la foto. Está a un costado. “Podría haber puesto una foto mía o una libélula, pero me gustó así: es una situación onírica que está relacionada con el futuro perfecto. Un sueño sumergido en la naturaleza”, dice Hilda Lizarazu.
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