La apuesta fue –y es– la de un espectáculo que al mismo tiempo entretenga y haga pensar con el fin de desmontar aquello de que “el entretenimiento es vacuo y que pensar aburre.” Una síntesis desencajada.
A lo largo de dos horas y media, reflexiones filosóficas “irreverentes” junto a canciones de Charly García y Luis Alberto Spinetta logran allanar cualquier resistencia “a esta especie de autorreflexión radicalizada” que pone entre signos de interrogación “nuestras verdades más primigenias.” Leer aqui completo
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