Para cualquier fan de La Renga, como los casi 40.000 que colmaron el Estadio de Huracán el sábado 29, fue una noche soñada. Y para la banda también: su regreso a la Capital Federal después de diez años, en la primera de las cuatro fechas anunciadas en el Tomás Ducó, los mostró en la cima de sus poderes, desgranando a lo largo de dos horas y media un resumen de su historia, con canciones extraídas de todos sus álbums, incluyendo los clásicos consagrados por su público.
La comparación no es nueva, pero hay que decirlo: la liturgia Renga es sólo comparable a la de los Redondos, con un público que escucha y participa con un fervor casi religioso, cantando -mejor sería decir declamando- todas las letras con la convicción de un converso recitando el evangelio. Leer aqui
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