El paso de los días va aclarando las cosas. O al revés: se acentúan los tics de la Guerra Fría, sólo que ahora es Teherán en lugar de Moscú. Los neoconservadores de EE.UU. quieren aprovechar las manifestaciones multitudinarias contra el resultado de la elección presidencial –inéditas desde las que derrocaron al sha en 1979– para “exportar la democracia” a Irán mediante una injerencia desde luego militar. Por el lado iraní, los centenares de miles que salieron a las calles de la capital y otras ciudades del país son, para el líder islámico supremo Jamenei y el presidente Ahmadinejad, “traidores” empujados por la CIA y Tel Aviv. A ver, a ver. Leer nota
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