“Parezco un oso en invierno.” David Lebon (56 años) baja de la habitación de un hotel de Villa Urquiza con los brazos cruzados. Como si tuviera escalofríos. Acusa una larga gripe, moquea levemente y se excusa por las fotos: “No... mirá cómo estoy. Prefiero otro día”. Congestión tiene. También una carraspera insistente, cierta debilidad para caminar –lo hace casi arrastrando los pies– y los ojos caídos, pero la causa es insuficiente para evitar que se siente en un sillón, se desabrace y se despache a gusto sobre el decimotercer disco de su devenir solista, exceptuando, claro, los que grabó con Pappo’s Blues, Color Humano, La Pesada, Pescado Rabioso, Polifemo y Seru Giran. Leer nota
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