Las excusas eran la presentación del disco de Carina Spina y de Cuento con alas, el libro de Patricia Knopf y Silvina Mansilla que retrata la historia de los artistas convocados por León Gieco. Pero todo derivó en una rotunda celebración de la vida. La escena transcurre en lo que alguna vez fueron aulas para instruir a cadetes de marina, en lo que alguna vez fue la ESMA, en lo que alguna vez fue territorio del horror. En lo que hoy es un espacio cultural sostenido por gente en su mayoría joven, a la que se le nota la alegría en el trabajo. No hay voluntad museística en la forma en que se plantea este espacio, y eso es, quizá, lo que más impresiona al traspasar las rejas de Avenida del Libertador. Leer nota
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