Es la tercera vez que vuelve a Buenos Aires desde que, en 1977, decidió no hacerlo más. Y hay algo de novela de ciencia ficción, dice Tomás Gubitsch. Como esos viajeros para quienes el periplo dura apenas unos días mientras que en el viejo planeta han transcurrido siglos, para él llegar a esta ciudad equivale a “sentirse en casa”. Y la sensación se traslada a la música. No es mucho el rock que escucha, no es mucho el que le sigue resultando interesante y, sin embargo, aunque su música se meta en el tango, aunque muchos la definan como jazz, él se siente “un músico de rock”. Leer nota
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