Las paredes de la sala de ensayo de La Franela hablan de un camino recorrido. En la entrada, hay una foto que da la bienvenida y captura la mirada del visitante. Ahí están el cantante Piti Fernández, socio fundador de Los Piojos -incluso antes de la llegada de Andrés Ciro- entreverado en abrazos con Germán Daffunchio, Alejandro Sokol y “Tavo” Kupinski, de Las Pelotas. Esas sonrisas hablan de la amistad, de los que siguen y los que partieron, y hoy custodian su música como ángeles guardianes.
Pasó la lluvia y es una tarde cualquiera en Caseros. La banda calienta motores para arrancar uno de los últimos ensayos previos a la presentación de Nada es tarde-irónicamente, la canción que da nombre al disco quedó afuera de las 12 que lo integran-, que es el heredero de Hacer un puente (2011). Y hablando de amistad, es un disco lleno de amigos que viene a cerrar conceptualmente la trilogía que comenzó en 2009 con Después de ver. Leer nota
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