Atrincherados en una sala/estudio a pocos metros de donde funcionaba el Albergue Warnes, Pablo Guyot, Willy Iturri y Alfredo Toth delatan una conexión que no mostraban ni en sus días de gloria, allá por los ochenta, cuando a las piñas empujaban ese proyecto musical que llevaba sus siglas. Paradójicamente, dos décadas después, en el templo del boxeo pelearán por sus laureles. Frente a eso, se los contempla tranquilos, despreocupados, medidos, reflexivos.
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