La emoción y seriedad de Eduardo Blanco durante la charla no fueron una casualidad. Aunque no necesite horario de oficina para estar atento a su trabajo y darse cuenta de lo que realmente le gusta. Tan sólo alcanza con hablar de la actuación, tarea que para Blanco significa una dedicación especial, una pasión. Esta vez está rodando El pozo, en San Luis, y le toca contar la historia de Pilar, una joven que lucha contra la incapacidad de sentir, consecuencia de su autismo. Interpreta a un padre de familia que debido a la dificultad de su primogénita comienza a fragmentar la relación con su esposa hasta llegar a un nivel de desgaste que los hará tomar una decisión respecto a ella: seguir cuidándola en casa o internarla, solución viable pero no compartida por ambos. Leer nota
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