Andrés Calamaro llega solo a la entrevista y producción de fotos con Clarín. El hombre al que lo “esperan multitudes afuera” (de su canciónNo son horas, de 1999) enfrenta el jueves caluroso en que Bob Dylan ganó el Premio Nobel de Literatura con apenas una funda de cuero curtido al hombro. Allí guarda, como el mejor de los secretos, su mate, su termo, su bombilla, su yerba.
“Estuve a punto de venir en bicicleta -lanza Calamaro divertido-. Me pareció que así ibas a tener un lindo prólogo para tu nota”. Su buen humor será una constante en toda la sesión. Y su faceta de animador-encantador se potenciará con cada uno de los que lo rodea (desde el fotógrafo hasta la maquilladora, pasando por el relacionista público del restaurante donde se hace la nota y hasta un fan venezolano que se enteró que su ídolo estaba por allí y le trajo un regalo). Nota
aquí.
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