El
premio Nobel a Bob Dylan es una noticia feliz. Primero, porque le da a uno la razón: llevo diciendo por lo menos 20 años que Dylan es el mejor poeta de América y de la lengua inglesa actual y también el que más ha influido en varias generaciones. Así que en cierto modo me atrevería a decir que el galardón llega tarde. La dicha es, por suerte, buena: el gesto de la Academia Sueca hace que todos los que nos dedicamos a dignificar las palabras en el pop nos sintamos premiados con él. Nota
aquí.
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