Gabriel García Márquez fue siempre un aguafiestas. Al menos, lo fue, para Heriberto Fiorillo, aunque el Nobel colombiano no tuviera la culpa de su naturaleza. "Fui el mejor amigo de su hermano Egidio y el Gabo cuando llegaba a casa nos echaba a perder las reuniones, porque todos se ponían a hablar con él", recuerda entre risas, este auténtico barranquillero, al tiempo que amenaza con acortar su estadía porteña por el invierno frío y húmedo, que no esperaba. Y si Gabo no vuelve a la Argentina desde la publicación de Cien años de soledad, tanto más valen las palabras del presidente de la Fundación La Cueva, quien administra el reinaugurado e histórico bar que lleva el mismo nombre. Allí, se juntaban Gabo y los demás miembros del denominado Grupo de Barranquilla, la intelectualidad bohemia a la que pertenecían José Félix y Alfonso Fuenmayor, Álvaro Cepeda Samudio, Alejandro Obregón y Orlando Rivera "Figurita", entre otros. Leer nota
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