Érica García corre por los bosques de Palermo; lleva, junto a ella, atado a su perro, que también corre. Escucha música en su celular hasta que lo detiene, de repente, porque se le acaba de ocurrir algo. Una canción, claro. Deja de correr para grabarla en su celular. Tararea de corrido la melodía entera de un tango que luego durará más de 4 minutos, se tocará con cuatro instrumentos, tendrá letra y voz de mujer y le dará nombre a su nuevo primer disco: “Tangos vampiros”. Y sigue corriendo.
“Nunca fui tan libre”, dice ya sentada en un bar, maquillada, gafas y una elegante boina que empieza a hablar de su nuevo perfil. Y sonríe, con su boca inolvidable, que al reír no miente: la libertad la tiene feliz. Leer nota
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