No era fácil la jugada de Miguel Cantilo y Jorge Durietz. No es usual, para empezar, que un grupo –cualquiera sea su raíz– decida un retorno así: recrear, completo y tal como fue concebido, su primer disco. Más aún cuando ese disco fue hecho hace 40 años y bajo un contexto estético, social, y –sobre todo– técnico, que tiene tantos años como él. Patriada brava, sobre todo, porque muchas de esas canciones, dados unos tantos retornos, regrabaciones y vivos posteriores, variaron e impregnaron así en el imaginario: con más fuerza que sus versiones originales. Leer crónica del concierto
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