El novelista Andrew Wyke dicta al grabador un fragmento de su novela: “... me pregunto si podría explicar cómo se las arregló el asesino para depositar el cuerpo de su víctima en el centro mismo de la pista de tenis y desaparecer sin dejar la más leve huella en la tierra roja...”. El escritor se entusiasma con el enigma que él mismo propone, y lo festeja en soledad saboreando un trago hasta que llaman a la puerta: el visitante es Milo Tindle, el joven amante de su mujer, el “descarado” que llega para pedir que le otorgue el divorcio a Maggie, la mujer que comparten. Leer nota
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