¿Qué hace que una obra literaria sea “buena”? Contestar esta pregunta es algo así como encontrar la piedra filosofal de la literatura –aquel objeto alquímico que convierte el plomo en oro– que permitiría publicar solamente obras maestras. Esa cuestión tiene varias respuestas: una novela puede valorarse por su técnica impecable, por la originalidad temática, por su contextualización histórica, por esnobismo epocal, por la subjetividad del lector, por consenso social –o al menos por acuerdo tácito de los críticos literarios del momento– o simplemente por el impacto que produjo en los lectores en un determinado momento de la vida de un país. Leer nota
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