Puede que Lou Reed sea una leyenda, el fundador de The Velvet Underground, miembro del Salón de la Fama del Rock and Roll, un tipo tan cool que los fans se desploman en el reflejo de sus anteojos espejados. Pero tiene un alter ego, una figura solitaria, un hombre que se refugia tranquilamente en la naturaleza para observar la luz y tomar fotografías elegantes y románticas, bien lejanas a su vida en el corazón de Nueva York. El proceso no podría ser más diferente, pero hay paralelos entre su música y sus fotografías. Armar un libro de fotos es, según Reed, como poner en secuencia un CD. Es un modo de trabajo intuitivo e indefinible en el que las cosas no suceden por planes o ideas ordenadas de antemano sino porque se sienten bien. Leer nota
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