Un golpe. Un leve movimiento de cabeza. Un puño al aire. Un suspiro. Un ínfimo gesto era suficiente para decretar la explosión, o cambiar caos por distensión. Se necesitaban sólo unos elementos básicos. La figura: Manu Chao. La banda: Radio Bemba. Ante ellos, un estadio de All Boys que, con entradas agotadas, se sabía repleto de antemano. Y la calma de una noche en la que el cielo concediera paz después de tanta lluvia. Así fue la presentación del ex Mano Negra el sábado en Floresta: un tornado de quiebres de ritmo, un crossover multiétnico de la rumba al ska, del dub al hardcore punk, del País Vasco a los mapuches. Canciones soldadas, desunidas, seccionadas, dilatadas, invertidas, remixadas. Todo, en casi tres horas de un show altamente energético. Leer nota
No hay comentarios:
Publicar un comentario