Querido habitante:
Te escribo desde Madrid. Espero que al recibo de la presente las cosas vayan bien en Peumayén. Supongo que habrá recuperado la calma que durante nuestra estancia le arrebatamos.No te voy a mentir. A veces echo de menos el rumor quedo de tu pequeña aldea, la brisa que bailaba en los acantilados, el vino verde de sus tabernas, la charla y el parte metereológico en cada encuentro casual en el puerto. En definitiva, su vida encallada en el tiempo, como un viejo haiku que encierra la sabiduría de todos los atardeceres. Leer crónica de Ismael
No hay comentarios:
Publicar un comentario