Da un poco de tristeza que de George Orwell sólo se recuerde que fue el autor de Rebelión en la granja y el creador del Gran Hermano, y a veces, ni siquiera eso. También apena que el mundo haya suspirado aliviado tras comprobar que en 1984 los males que la novela con ese título profetizaba no se hubieran cumplido. Nadie tuvo el tino de señalar que esa obra era menos una ficción futurista que una farsa y que como tal poco después habría de alcanzar su total realización. ¿Sentiría Orwell vergüenza ante la payasada televisiva o sonreiría irónico? No lo sabemos y tampoco importa. Lo que importa ahora es que su obra periodística y sus ensayos se están editando en español y a través de ellos su personalidad, combativa y alerta, puede recuperar algo de ese interés perdido. Leer nota
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