A Litto Nebbia le basta un puñado de canciones medulares del rock nacional y sus arrabales para dar por cumplida aquella vocación de incorpórea perpetuidad de
Coplas del musiquero (“Quiero ser una voz que se mezcla en el viento…”). Empezando por la evocada en una placa de bronce a metros del baño de caballeros del bar La Perla de Once: “Aquí se creó el tema que por su trascendencia popular inició lo que luego se llamó el rock nacional:
La Balsa de Litto Nebbia y Ramsés VII Tanguito”.
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