En la primavera de 1965 Bob Dylan estaba agotado tras una intensa gira por Inglaterra, que le llevó incluso a plantearse la posibilidad de abandonar el mundo de la música, hastiado casi de sí mismo, estancado creativamente.
Para aclarar su mente, en esa época escribió sin parar en prosa y en verso, en un proceso liberador que dio como resultado centenares de folios, algunos con más sentido que otros, pero todos ellos con una evidente misión curativa. Leer nota aqui
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