El violagambista y director de música antigua Jordi Savall tiene una postulación bastante extrema sobre el desarrollo del género operístico: “Creáme -aseguró el músico a Clarín en una entrevista de hace unos quince años-, después del Orfeo la ópera empieza a declinar”. Savall se refería al Orfeo de Claudio Monteverdi, de 1608, la primera ópera reconocida como tal: es así como la ópera en tanto género habría comenzado su declinación a poco de nacer.
Sin caer en el fanatismo historicista de Savall, podríamos decir que en el tango también el punto culminante parece estar bastante cerca del origen, lo que es desde luego un falso ilusionismo. Carlos Gardel estableció tan acabadamente el modelo y su voz se apagó en un estado tan perfecto, que es como si la declinación del tango cantado no comenzara a fines de los ‘50 o comienzos de los ‘60, que es cuando realmente tiene lugar, sino en 1935, tras el accidente de Medellín. Como sea, es imposible exagerar la posteridad de Gardel. Dijo Aníbal Troilo, tal vez el mayor maestro de cantores: “Mi orquesta toca y tocará como si tuviera que acompañar a Gardel. Sólo eso.” Leer nota aqui
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