Con letra inquieta, temblorosa, imprecisa, Alfonsina Storni escribe una carta muy corta, acaso una de las últimas, a su amigo y maestro, el novelista Manuel Gálvez. Con tinta clara, encabeza la esquela afirmando "Estoy muy mal", y pocas líneas más abajo concluye con un "Gracias, adiós. No me olviden", poco antes de un final abrupto: "No puedo seguir escribiendo". Su letra parece tener la facultad de decir más del estado de la poeta que sus propias palabras. Revuelta en un papel amarillento que conserva los surcos de los pliegues en los que la dobló y envió, la letra desnuda sin remedio la angustia de Alfonsina y, claro, conmueve. Leer nota
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