A esta altura, a nadie debería sonarle rara la frenética relación entre el público argentino con una banda de punk que canta en alemán: los Die Toten Hosen ya juegan de locales por aquí. Además, si de rarezas se habla, el quinteto podría enumerar un show en un monasterio de los Alpes austríacos para una selecta audiencia de doce personas, un disco de villancicos alemanes, una carroza de factura propia que compitió en el célebre festival de Düsseldorf, una recorrida en moto por la India durante cinco semanas, el patrocinio de un equipo de fútbol regional y un largo etcétera que, por supuesto, llegaría hasta el insólito fanatismo que provoca en la Argentina. Leer nota
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