martes, 27 de octubre de 2009

Joaquin Sabina


Me curé de tanta tontería y depresión

Partió con un quiebre. Por un lado, Joaquín Sabina (60) sentía cómo “la repugnante felicidad doméstica” le amodorraba los pies cómodos y lo imposibilitaba de escribir. Y en otro plano, su amigo, el poeta Benjamín Prado, acababa de romper con su novia y andaba por el suelo. El músico ya tenía una excusa: un pequeño viaje al fin de la noche en Praga, días de bares para sacudirse cualquier sueño hogareño y reactivar la pluma. “Le dije: ‘bueno, como estás muy enfadado y quieres escribir cosas contra ella, yo te ayudo’. Nos fuimos a escribir canciones contra su novia. Y sí, sirve ese sentimiento, pero también la felicidad de estar en Praga, donde no nos conoce nadie, solos, callejeando y metiéndonos en todo tipo de tugurios y garitos”, dice desde Madrid, donde la “tardecita de sol” que abriga su casa lo tiene de buen humor. Leer nota

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