El día que comienzan las excavaciones en busca de los restos de Federico García Lorca, el argentino Andrés Neuman, radicado en la tierra del poeta, reflexiona sobre el olvido, la muerte y el debate sobre el pasado que todavía subyace en España. Vivo en Granada, donde todos los días se menciona (o se calla) el asesinato de Lorca. Una ciudad que se enorgullece y se avergüenza al pensar en su hijo ilustre. Una ciudad llena de referencias lorquianas, que tardó medio siglo en dedicarle un parque y todavía le debe una calle. Quizá Lorca se habría reído de esa calle. O habría llamado a sus amigos para mear en ella. Pero para reírse, o para mearse, hace falta tener cuerpo. Leer nota
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