Según una broma algo trillada y de circulación académica, el último filósofo francés "serio" fue René Descartes (1596-1650). Lo que vino después, insinúa esta venenosa visión, fue un ruidoso conjunto de personajes sólo ocurrentes, aspirantes a cortesanos, personalidades psicopáticas de escritura alucinada o simples ególatras con hambre de fama a cualquier precio, todos ellos inmunes al principio de no contradicción. Leer nota
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