Llegué a San Sebastián el domingo 20 de septiembre, conduciendo mi esposa un auto rentado desde París. Ya sé que a algunos artistas les parece muy desgastante hacer esto, pero es lo que hago desde niño, viajar & tocar, conocer & disfrutar. La cuestión es que llegamos sanos y salvos y no sabíamos dónde diablos quedaba nuestro hotel. Mucho menos el pub-Club de Jazz más importante históricamente de la ciudad, donde actuaría el 21 y 22, el bendito AltXterri Bar. Después de una hora de dar vueltas y vueltas para toparnos siempre con la entrada del Festival de Cine de San Sebastián, la policía nos corrió por estar estorbando a los invitados del evento, mientras El secreto de sus ojos era ovacionado. Terminada la función, descubrimos que el Club de Jazz estaba justamente enfrente. Leer nota
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